sábado, 31 de mayo de 2008

Con ojos de niño

Un día en el expreso Soria-Monteverde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.

Ya joven no era, sino maduro parecía
salvo la oreja que verde seguía.

Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.

Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad;
digame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?

Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja,
pues de joven sólo tengo esta oreja.

Es una oreja de niño que me sirve para oir
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:

oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan;

oigo también a los niños cuando cuentan cosas
que a una oreja madura parecerían misteriosas...

Así habló el señor de la oreja verde
aquel día, en el expreso Soria-Monteverde.

Gianni Rodari

Este bonito relato poético me hace recordar un libro con el que Francesco Tonucci, psicopedagógo italiano, bajo el seudónimo de Frato nos hace ver el mundo Con ojos de niño.
Utiliza el dibujo y el cómic para hacernos reflexionar a todos los docentes.
Os recomiendo la lectura de éste libro, es entretenido, y capaz de arrancarte una sonrisa a la vez que te cuestiona programas educativos, objetivos planteados en el aula, teorías pedagógicas y un montón de planes ideados por el maestro que no siempre coinciden con las necesidades e intereses de nuestros alumnos. ¿ Será acaso por que no miramos con ojos de niño? o ¿Será por que nuestra oreja ya no es verde?

Lo cierto es que cuando uno saca la oreja verde o mira con ojos de niño, las cosas se viven diferentes.

- Hoy - dice la profe (puedo ser yo, casi seguro que soy yo)- vamos a pintar con pintura de dedos.
- ¡Biennnnn!- la ovación es tan grande como la ilusión y la emoción.
- Pero, sólo utilizaremos un dedo -dice la profe-el dedo índice.
Comienza la tarea y nos subimos las mangas del mandilón. Los ojos brillan ante la emoción del derroche de imaginación y creatividad que esos pequeñajos llevan dentro.
- Vamos a pintar dentro de la letra "a", procurad no saliros- dice la profe.
El brillo de los ojos desparece a medida que ven el espacio limitado donde deben pintar.
Bueno, pero algo es algo y al menos hay pintura de dedos y con ello la posibilidad de embadurnarse sigue adelante.
-Recuerdo- dice la profe- que sólo utilizaremos el índice.
Al final de la tarea todos, o casi todos, han pintado con su índice la letra "a" ,han sido capaces de contener toda fuerza arrolladora capaz de llevarles a disfrutar manchándose hasta el último poro de la piel.
Todos, excepto uno...manos, cara, pelo, mesa, todo está lleno de color.
-Pero...¿qué ha pasado?-dice la profe- ¿no me has escuchado? ¿porqué estás todo pintado?Sólo el índice.
-Es que....¿dónde está el índice?
La profe se desarma, repliega velas. Y mira con ojos de niño, escucha con la oreja verde, sonríe para sus adentros y ...toma una decisión . Una tarde de éstas haremos taller de pintura de dedos líbremente,para que disfruten sin límites. Y así esa ovación (biennn) que contiene la emoción, la ilusión y el entusiasmo de esos pequeños artistas con ganas de manchar y dominar el mundo por medio de la pintura, pueda dar rienda suelta a los anhelos,ilusiones,incluso miedos, y como no, los sueños de mis pequeños duendes.

martes, 27 de mayo de 2008

"Creando lazos"

"¿Quién eres? -dijo el principito-.
-Soy un zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-.¡Estoy tan triste!
- No puedo -contestó el zorro-. No estoy domesticado.
-¿Qué significa domesticar? dijo el principito.
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa : crear lazos."

Este es un trozo de uno de los capítulos más impresionantes del libro de Antoine de Saint-Exupéry, El principito. Y...¡quién iba a decirle a este autor que este capítulo sería hoy el fiel reflejo de lo que pasa día a día en un aula de educación infantil! (al menos en la mía).
Efectivamente, nos pasamos el día "domesticándonos" o sea, creando lazos. Desde el día que esos "pequeños duendes" entran por la puerta del aula, comienza la aventura: nos miramos mutuamente, con cierto recelo, muchas veces sin decirnos nada. Pues es verdad que la palabra a veces nos trae malentendidos. Poco a poco nos hemos ido aproximando unos a otros y ahora el viernes es víspera de descanso y también de despedida. El lunes llega con renovada alegría e ilusión, incluso emoción en el reencuentro.
Después de todo un curso juntos,de libros llenos de garabatos, de fichas con color , de cuadernos de números y letras que se abren paso en una caligrafía todavía torpe y temblona, lo que nos queda dentro es lo mejor: "el tiempo vivido " . Porque "solo lo esencial es invisible a los ojos".