“Ya he cumplido los seis años.
Del cascarón salí.
Y dicen que he terminado
la Educación Infantil"
Así comienza la sencilla poesía que esos “pequeños duendes" recitaban en su fiesta de graduación. Y a pesar de los años siempre consiguen emocionarnos con su desparpajo en el escenario, con su seguridad entre bastidores y con su alegría desbordante, ajenos al futuro y a la puerta que se abre frente a ellos en ese nuevo mundo que empezarán a explorar en
Septiembre.
Año tras año, curso tras curso vamos viendo desfilar delante de nuestros ojos una generación tras otra. Y nos parece que no pasa el tiempo. Que al seguir en el mismo sitio, pocas cosas cambian. Y es cuando surge algo que nos hace ponernos delante de un espejo, mirarnos y ver que la huella del tiempo sí ha calado.
Hace poco una amiga, Noelia, que también se dedica a la enseñanza me contaba una anécdota muy curiosa. Me decía que uno de sus hijos Adrián de 8 años le decía con asombro al preguntarle la edad:
- ¡Jo mamá, que vieja eres naciste en el siglo pasado!!!
Nos reímos al escucharlo, menuda sorpresa, son cosas que no te esperas. Pues si que son sorprendentes estos "duendes".
Y es cierto que nuestro alumnado ya es de otro siglo.
Mamá:
-¿qué son las pesetas? pregunta Adrián a Noelia, cuando ve el letrero del supermercado (de los pocos que aún quedan).
Y pensar que yo aún sigo teniendo problemas para pensar en euros. Hace nada había que explicar que un duro son cinco pesetas y ahora nuestros "pequeños duendes" te dicen:
-" profe, si no se oye el ordenador prueba a desactivar la tecla del mute"
Y tú vas al ordenador y empiezas a buscar la maldita tecla del mute, hasta que una manita de regordetes dedos va directa al botón y dice:
-"aquí profe, ya está, mira ya se oye"
Y a mi se me escapa la risa, pero a carcajadas, pensando que el tiempo ni corre, ni vuela, salta. Y van pasando las generaciones y les seguimos, pero sólo cuando miramos atrás vemos en realidad lo que ayer fuimos y el salto que dimos.
A pesar de ello a mi me gusta mucho que "mis pequeños duendes " me sorprendan, que me enseñen dónde esta la tecla del mute y otras muchas cosas que aprendo día a día con ellos en ese compartir de saberes que es el aula. Porque ello me mantiene viva y con ganas de saltar en el tiempo, de acompañarles hasta que salen del cascarón, con la recompensa de verlos crecer, madurar y ponerlos delante de esa puerta que se abre a un mundo que están llamados a modelar.
3 comentarios:
Yo llevo poquitos años en la escuela, pero con el tiempo las despedidas se hacen cada vez más difíciles.
En muchas ocasiones me gustaría para el tiempo y que se quedaran los "pequeños duendes" para siempre con nosotras y que el tiempo no pasara ... Ellos crecen, el tiempo pasa y aprenden a pasos agigantados!
El otro comentario me quedó a la mitad jajaja,me gustó muchísimo y supongo que a Noelia más, me muero de risa.
Un besazo
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