martes, 9 de septiembre de 2008

Esta noche he soñado.


Esta noche yo también he tenido un sueño. Un sueño entrañable lleno de recuerdos . Recuerdos de mi infancia. He soñado que era niña , eran uno de esos días de verano, con un claro e intenso azul del cielo y un transparente verde mar. Yo estaba en el agua, subida en una barca de tantas que había ancladas en la playa, la que más me gustaba, aquella pequeña de color blanco y verde que siempre estaba un poco solitaria del resto y más adentrada en el mar. Y tú papá , estabas dentro del agua, disfrutando del baño e intentando que yo saltase desde la barca para aprender a "tirarnos". Yo sabía nadar, pero la profundidad, el no poder ver el fondo y la oscuridad del mar, me hacía dudar, desconfiar , tener miedo. Temer lo que no veía , ¿cuanto cubrirá? ¿qué habrá dentro? , ¿y si hay peces cerca? .... Tú me decías "tírate Marisa, salta" , "no tengas miedo , yo estoy aquí, todo irá bien"a la de una, dos y tres... Y yo cerrando los ojos y notando el vértigo desde mi estómago con un cosquilleo que me llegaba a la nariz , me lanzaba al vacío confiando plenamente en ti.......



A la vuelta de los años , nuestras vidas y nuestra relación padre-hija, como todas las relaciones entre padres e hijos, en un punto de la vida y sin saber dónde ni porqué, dan la vuelta y giran. Y ahora he sido yo quien he tenido que decirte a ti "tírate papá, no tengas miedo", aquí vamos a seguir siendo felices, yo estaré bien ,me quedo con nuestros mejores recuerdos - los tuyos y los mios- incluso aquellos que hemos tenido en los últimos momentos de tu vida . Vete tranquilo, deja que te llene la paz, la serenidad, déjate llevar e inundar de esa Nueva Vida donde tu serás feliz y donde- al igual que yo cuando saltaba al mar - sentirás en el miedo el abrazo intenso y seguro de Aquel que más ansías y más te quiere.

Y cuando has saltado de la barca una vez, sabes que serás capaz de hacerlo una y mil veces. Pero a veces lo difícil es convencer a un pequeño de que se arriesgue, de que pierda el miedo, aunque pienso que es aún más difícil asegurarles que nosotros estaremos ahí siempre, para lo que sea. Sólo el amor nos hace confiar, vencer miedos, volver a intentarlo y saltar una vez más. Es algo que yo me planteo tener en cuenta en mi relación con mis pequeños duendes, para intentar hacer de ellos "pequeños valientes" de éste mundo.

Yo me siento satisfecha y orgullosa de mi papá y le doy las gracias por todo lo que de "valiente" ha añadido a mi vida y a mi persona (además de otros valores). Y ahora, desde el recuerdo, el cariño es aún más grande y mi corazón se ha ensanchado para quererle aún un poquito más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La ausencia de los "nuestros" nunca es tal. Siempre nos quedan un montón de vivencias maravillosas que nos hacen sonreir cuando pensamos en ellos;experiencias que.... ¿por qué no compartirlas también de alguna manera con pequeños duendes?

Diana dijo...

Los padres son para nosotros el pilar, el inicio de todo. Nuestra vida está lineada por como ellos nos han entregado sus valores y su apoyo fundamental.
Es bueno correr algunos riegos, pero es mejor cuando tenemos gente a nuestro lado que nos quiere y que nos cuidará y apoyará si nos equivocamos...

Me encantó tu texto, besitos